Por: Lic. Eduardo Neyra Saiz, Consultor Nacional e Internacional en Proyectos de Turismo de Naturaleza y Ecoturismo.
Universidad Loyola de América (ULDA) Cuernavaca, Morelos, México.
Email: eduardo.neyra@universidadloyola.edu.mx / edu_ney@yahoo.com
Al igual que en los artículos anteriores, también inicio este enviándoles un afectuoso saludo a los que dediquen tiempo a su lectura. Gracias.
En nuestro trabajo anterior, el número 3, comentamos que en este trataremos específicamente lo referido al inventario y la clasificación de los atractivos ecoturísticos, lo cual es fundamental para garantizar un proyecto bien elaborado y exitoso.
El texto y los conceptos expresados a partir de aquí en este documento son tomados del proyecto que realizaron el autor y el Arq. Héctor Ceballos Lascuráin en las Comunidades de Tetela del Volcán y Huellapan en el Estado de Morelos, México, denominado: “Plan Estratégico para el Desarrollo del Ecoturismo en el Municipio Tetela del Volcán. Reporte Final” (2007 – 2008).
Para entender todo lo que a continuación se expone es muy importante primero conocer los conceptos de:
Producto, Servicio y Diagnóstico Ecoturístico.
Existe una clara diferencia en el ámbito ecoturístico entre productos y servicios. No obstante, es frecuente que se confundan ambos términos, dándole generalmente prioridad a la creación de servicios e instalaciones (lo que hemos denominado atractivos de apoyo) de manera excesiva, considerando que esto es suficiente para atraer al ecoturista. Sin embargo, sabemos bien que lo que más atrae al ecoturista es el producto ecoturístico, que es la sumatoria de los atractivos naturales y culturales y los servicios que se brindan. Se dice comúnmente que para que un negocio turístico en general alcance el éxito, los productos deben superar las expectativas del turista.
Servicio Ecoturístico.
Es la suma de todas aquellas acciones que realizan las empresas turísticas y comunidades locales organizadas para ello a fin de satisfacer las necesidades de sus visitantes. Estas necesidades surgen desde que los visitantes deciden realizar un viaje, de modo que se considera como servicio el conjunto de acciones que satisfacen las necesidades del cliente, antes, durante y después del viaje, tales como: la información e interpretación, la guianza, el transporte (ya sea por vehículo motorizado terrestre, embarcación, bicicleta, caballo, etc.), el hospedaje, los alimentos, senderos utilizados, los servicios sanitarios, los primeros auxilios y el suministro o renta de equipo (en caso de requerirse). En ocasiones estos servicios pueden ser proporcionados por empresas, comunidades o personas diferentes, pero si los servicios no se integran no existe un producto turístico.
Producto Ecoturístico.
Constituye la experiencia y la vivencia que se le va a vender al ecoturista. Por eso es importante plantearnos la pregunta: ¿qué es lo que nos va a comprar el ecoturista?, o mejor dicho, ¿qué le ofrecemos en venta al ecoturista? Con base en la respuesta se definirá la mezcla de elementos que comprenderá el producto ecoturístico.
El producto ecoturístico de una región es la sumatoria de los atractivos focales y complementarios de patrimonio natural y cultural y de los atractivos de apoyo (los servicios, infraestructura, instalaciones y actividades especializadas). Estos conceptos se desarrollan en más detalle en la sección II de este documento.
Actualmente hay una revaloración del mundo en que vivimos, sobre todo hacia la naturaleza. Una gran parte de la población ya no concibe al hombre y la naturaleza como entes separados, sino al hombre como parte integrante de la dinámica de la naturaleza, y en esa necesidad de pertenencia se ha dado a la tarea de buscar una actitud y una serie de actividades que permitan el contacto directo y respetuoso con ésta, lo que se convierte en el motivo de un viaje.
Cuando una persona realiza un viaje fuera de su entorno habitual, busca conocer paisajes y un medio natural y cultural diferentes al suyo propio, con el objeto de que dicho conocimiento signifique un descubrimiento de nuestro mundo, que brinde experiencias fuera de lo común. Cada país y cada región tienen el potencial de ofrecer algo al respecto, sin embargo, sus diversos recursos naturales y culturales poseen grados diversos de atracción al turista.
Diagnóstico Ecoturístico.
Se realiza precisamente para identificar y valorar si los recursos naturales y culturales con los que se cuenta pueden motivar un viaje y por consiguiente atraer turistas (ya sea nacionales o internacionales). Los rasgos intrínsecos y extrínsecos de dichos recursos constituirán la clave para identificar qué actividades y servicios ecoturísticos deberán ofrecerse a quien visite la región o comunidad. Hablar de recursos naturales y culturales es sinónimo de riqueza potencial o real, pero también de fragilidad, por lo que al tomarse decisiones de aprovechamiento equivocados se podrán provocar impactos negativos, frecuente irreversibles, en dichos recursos.
Como se detalla en la siguiente sección, lo que busca en primera instancia un ecoturista no son las instalaciones o equipamiento turístico (restaurantes, cabañas, alojamientos, diversas instalaciones técnicas, etc.), sino el contacto con elementos de patrimonio natural y cultural que posean un gran atractivo, así como actividades específicas que le permitan tal disfrute.
El diagnóstico ecoturístico es un proceso determinante para conocer el potencial ecoturístico de una región e iniciar la planeación de cualquier proyecto priorizando (como decíamos arriba) la localización de atractivos naturales y culturales que se puedan usar en el proyecto a desarrollar.
Inventario de Recursos Naturales y Culturales con potencial Ecoturístico. Metodología para elaborar el Inventario de Atractivos Ecoturísticos.
Atractivos Focales, Complementarios y de Apoyo.
Un punto clave en el diagnóstico ecoturístico es la elaboración de un Inventario de Atractivos Ecoturísticos, el cual deberá llevarse a cabo de una manera sistemática y categorizada. Se propone para ello la aplicación de la metodología consistente en definir al producto ecoturístico como la integración de tres categorías de atractivos: Focales, Complementarios y de Apoyo (Ceballos- Lascuráin, 1998).
Al planear cualquier actividad ecoturística, ya sea a nivel nacional, estatal, regional o local, es indispensable levantar inventarios de los atractivos ecoturísticos, tanto existentes como potenciales. El Inventario Nacional de atractivos ecoturísticos no es más que la sumatoria de los diferentes inventarios ecoturísticos regionales de un país. Todo inventario debe ser tan completo y detallado como sea posible y deberá realizarse de manera sistemática y categorizada.
Inventario Ecoturístico.
No deberá confundirse con un inventario científico de todas las especies biológicas que se encuentran en una región ni con el listado exhaustivo de todos los monumentos culturales o históricos de una localidad determinada. Más bien, el inventario ecoturístico debe entenderse como una descripción ordenada y calificada de aquellos elementos que constituyen las principales atracciones y objetos de interés para los ecoturistas y que, por tanto, definen el producto ecoturístico de una región. Por ejemplo, en un área protegida puede haber un insecto casi microscópico, el cual evidentemente forma parte del inventario científico de especies biológicas de dicha área (y que, inclusive, puede tener un papel importante en ciertos mecanismos ecológicos), pero desde el punto de vista de atractivo ecoturístico es insignificante, ya que ni siquiera puede ser fácilmente observado a simple vista, requiriéndose un microscopio. Por tal motivo, dicho invertebrado no forma parte del inventario ecoturístico.
Podemos clasificar a los atractivos ecoturísticos de un área en tres categorías básicas: focales, complementarios y de apoyo.
Atractivos Ecoturísticos Focales.
Se localizan en un área o región determinada y siempre se referirán a los elementos distintivos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentren en dicha área. Son aquellos rasgos intrínsecos de singularidad que mejor caracterizan a dicho sitio o región y el motivo fundamental por lo cual los ecoturistas querrán visitarlo. Algunas áreas protegidas existen debido a un recurso muy especial o determinado que poseen y, que por tanto, constituye asimismo su principal atractivo focal. Por ejemplo, en la Reserva del Río Lagartos, en Yucatán, la colonia de flamencos rosados (Phoenicopterus ruber) constituye indudablemente el atractivo focal de ese sitio; así como en el Parque Nacional de Tula su atractivo focal son los restos arqueológicos toltecas (entre los cuales destacan las enormes esculturas de los atlantes). En algunos casos privilegiados, pueden presentarse simultáneamente atractivos focales tanto naturales como culturales, como es el caso del Parque Nacional de Palenque, donde al lado de las maravillas arqueológicas de la cultura maya subsiste una selva tropical lluviosa de gran belleza e importancia ecológica, que además posee una fauna tropical muy atractiva (especialmente aves).
En el Estado de Morelos, en México, en el Proyecto del Municipio de Tetela del Volcán, como atractivo natural, y a su vez atractivo focal es el volcán Popocatépetl, por su majestuosidad y la cercanía que tiene a la comunidad y la vista tan extraordinaria que del mismo se puede disfrutar, manteniendo lógicamente la atención y cuidado a las orientaciones de Protección Civil al ser un volcán en activo. Desde el punto de vista cultural hay varios atractivos focales como son los conventos Patrimonios de la Humanidad en los poblados de Huellapan, Tetela del Volcán, Ocuituco y Yecapixtla.
Y también como atractivo focal, pero ahora de carácter cultural, están los conventos dominicos de Tetela del Volcán y Huellapan declarados patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Atractivos Ecoturísticos Complementarios.
Se refieren a elementos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentran en un área determinada, pero que no poseen el grado de importancia o singularidad en cuanto a atracción turística de los atractivos focales. Es decir, por sí solos quizá no ejercerían suficiente atractivo para motivar a un ecoturista a desplazarse a ese sitio. Pero no habrán de menospreciarse, ya que constituyen motivos de interés adicional y valor agregado para el ecoturista, contribuyendo a una experiencia turística de mayor riqueza y diversidad, al inducir al visitante a que permanezca mayor tiempo en el área en cuestión y al ofrecerle la posibilidad de actividades adicionales. Los atractivos ecoturísticos complementarios también pueden contribuir a evitar concentraciones excesivas de turistas en un sólo lugar y a un mismo tiempo, al propiciar el desplazamiento de los visitantes por diversos sitios del área correspondiente.
Otro ejemplo, en el estado de Morelos, en el que trabajamos de forma conjunta el Arq. Ceballos y el autor como miembros del equipo de trabajo de la Consultoría PICE (Programa Internacional de Consultoría en Ecoturismo) es el proyecto ecoturístico Tetlamatzín, en la Comunidad de Tetlama, en el Municipio Temixco cuyo atractivo focal es la Zona Arqueológica de Teopanzolco y como atractivo complementario podemos señalar la barranca del Río Tembembe que en aquella época era una de las pocas no contaminadas al norte del estado.
Atractivos Ecoturísticos de Apoyo.
Los conforman aquellos elementos artificiales (instalaciones y servicios) que proporcionan al visitante diferentes satisfactores. Aquí se incluyen los alojamientos, restaurantes, centros de interpretación, senderos, museos de sitio, miradores, etc. Dan sustento y servicio al visitante, pero nunca se considerará que constituyan el motivo principal por el cual el ecoturista visite un área respectiva. Los atractivos de apoyo siempre se agregan a posteriori, para dar soporte a los atractivos focales y complementarios que ya existen, por naturaleza propia, en un destino ecoturístico determinado.
En un destino ecoturístico los Atractivos Focales siempre habrán de referirse a los elementos distintivos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentren en dicha área.
Nunca deberá propiciarse que el motivo principal para que alguien visite un destino ecoturístico (ya sea en un área protegida o no) sea alguna instalación ecoturística (llámese ecoalojamiento, restaurante, museo, centro de interpretación, etc.). En el ecoturismo, la presencia de toda infraestructura de servicios turísticos y de orientación al visitante habrá de supeditarse a lo fundamental: los atractivos de índole natural y/o cultural que se encuentran en el área o región correspondiente. Los atractivos de apoyo siempre tendrán un perfil discreto y de carácter secundario. Esto obedece a una de las características fundamentales del ecoturismo, lo cual lo distingue del turismo tradicional masivo, incluso en ocasiones se deben integrar con el entorno natural de la zona, sin sobresalir, para que no haya, entre otras, contaminación visual.
Contrario a lo que ocurría en décadas pasadas, el énfasis está en los elementos intrínsecos de los sitios que se visitan y no en los hoteles o grado de amenidades que se ofrezcan al ecoturista. Es más importante para el ecoturista la naturaleza del sitio a visitar o sus manifestaciones culturales propias (tanto del pasado – p. ej., arqueología – como del presente) que el edificio de alojamiento o el restaurante. Pero tampoco habrá que interpretar lo anterior en el sentido de que las instalaciones y servicios turísticos sean de mala calidad o mediocres. En todo caso el tratamiento arquitectónico y constructivo de los hospedajes y otras instalaciones ecoturísticas (ecoalojamientos), debe armonizar con el entorno natural y las tradiciones vernáculas.
No obstante que el grado de atractivo ecoturístico es, en última instancia, subjetivo y por tanto puede variar mucho dependiendo del interés, la educación y la inclinación de cada visitante, se debe hacer un esfuerzo por identificar, analizar y clasificar de manera sistemática los atractivos ecoturísticos del sitio o región correspondiente, tanto los focales y complementarios como los de apoyo. La parte medular de información y promoción ecoturística deberá en general basarse en los atractivos focales.
Aquí cabría enfatizar la diferencia entre Atractivos Existentes (reales) y Potenciales. Tanto los atractivos focales como los complementarios pueden ser existentes o potenciales. En cambio, los atractivos de apoyo siempre habrán de ser existentes (o sea, reales)
En el caso de atractivos focales y complementarios, estos son reales cuando ya constituyen un elemento de interés al alcance del ecoturista promedio que visita un área natural. En cambio, puede haber atractivos potenciales, es decir elementos que tienen la categoría o singularidad para motivar el interés del ecoturista, pero que por diversas razones, no están aún al alcance del ecoturista promedio. Por ejemplo, en un área protegida montañosa puede haber un sitio de anidación de alguna especie de ave muy rara e interesante, o la presencia de pinturas rupestres en una determinada zona, pero dichos sitios se caracterizan por su difícil acceso actual. En el futuro, podría construirse un sendero que condujera a los ecoturistas a los sitios en cuestión (a una distancia pertinente, a fin de evitar perturbaciones a la fauna y al atractivo cultural), con lo que en ese momento estos atractivos dejarían de ser potencial para convertirse en real. Otro ejemplo de atractivo potencial lo puede constituir una especie sumamente rara y atractiva, que por su extrema vulnerabilidad no es conveniente sean visitadas sus áreas de reproducción o anidación. Pero quizá en el futuro, si se llevan a cabo las medidas de protección adecuadas, se logre una recuperación apreciable de las poblaciones de dicha especie que permitan su visitación, con lo cual se convertiría en un atractivo real.
Para el turista medio (sin una preparación especial o de particular profundidad), la mera contemplación en un área protegida de enormes concentraciones de aves acuáticas, por ejemplo, constituye de por sí un atractivo del más alto nivel. Aunque no conozca el nombre específico de todas las aves, la enorme concentración de éstas y la forma o el color distintivos de algunas de ellas (el flamenco, por ejemplo) bastarán para causar una honda impresión en cualquier visitante con un mínimo de sensibilidad.
En resumen, podemos expresar en la siguiente fórmula, que el Producto Ecoturístico (PE) es igual a la suma de los Atractivos Focales (AF), Atractivos Complementarios (AC) y Atractivos de Apoyo (AA): (Ceballos Lazcuráin Héctor).
PE = ∑ (AF + AC + AA)
Será preciso en todo caso elaborar inventarios de atractivos ecoturísticos, tanto a nivel nacional como regional y local. El lenguaje que habrá de usarse en la preparación de los inventarios deberá ser llano (fácilmente comprensible), sin incurrir en excesos técnicos o científicos. Con el objeto de que sea verdaderamente útil, todo inventario deberá contener elementos de calificación cualitativa.
En el caso de la región del Municipio de Tetela del Volcán, se llevó a cabo un ejercicio con los participantes de la comunidad en el Taller de Ecoturismo llevado a cabo en el mes de Noviembre del 2007, habiéndose identificado por consenso el inventario de los atractivos focales, complementarios y de apoyo.
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